En conclusión, solo el Estado conoce la realidad y sólo él puede dirigir nuestras vidas. Y ¿si existen tantas dificultades para reconocerlo? ¿Cómo sabemos que las 135.000 denuncias anuales son verdaderas y no falsos reconocimientos? Pero, con su maquiavélico argumento se nos impone que las mujeres que no nos sentimos maltratadas mentimos y solo dicen la verdad la totalidad de las que denuncian a sus parejas, es decir, las que obedecen el mandato estatal de enfrentarse con sus pares.
La sociedad de Orwell está servida, el
Ministerio de la Verdad es el encargado de esclarecer las tinieblas en que
vivimos. ¿Es que no es evidente el deplorable machismo de semejante argumento?
¿Por qué las mujeres tenemos que renunciar a nuestra propia reflexión sobre la
experiencia para sumarnos a una teoría sobre lo que nuestra vida es dictada por
una institución que, de momento, sigue siendo mayoritariamente masculina